En los motores de combustión interna. A pesar de que los contaminantes del escape normalmente no son visibles, algunas pistas visuales son un aviso de un pobre control de la relación aire-combustible. El humo negro que sale del escape es usualmente un signo de gasolina no quemada; una mezcla rica. Pero el humo negro es algo que se ve raramente en los autos con inyección de combustible.
Así como las variaciones en la relación aire-combustible afectan la producción de potencia y el consumo de combustible, también afectan las emisiones de escape. Además afecta la temperatura de la combustión lo que a su vez afecta la formación de contaminantes. Una mezcla demasiado rica (muy poco aire), y el combustible no será completamente quemado. El combustible no quemado entrará en la atmósfera como CO y HC. Una mezcla muy pobre (demasiado aire), aumenta la temperatura de la combustión y por lo tanto los NOx.
Ajustar la relación aire-combustible para asegurar una combustión completa y minimizar la producción de HC y CO tiene el efecto colateral no deseado de aumentar los NOx. De forma similar, enriquecer la mezcla para minimizar la temperatura de la combustión y la formación de NOx trae aumentos inaceptables de HC y CO.
Se vuelve claro entonces que la manipulación de la relación aire-combustible simplemente no es suficiente para controlar adecuadamente los tres contaminantes más nocivos, especialmente cuando nos enfrentamos a regulaciones para el control de emisiones cada vez más duras. El control de la relación aire-combustible para optimizar las emisiones es un primer paso, que debe ser seguido por el tratamiento de los gases después de que abandonan el motor.
Una variedad de métodos de tratamiento posterior de los gases han sido empleados conforme los niveles permitidos de contaminantes han sido forzados a bajar. Para funcionar apropiadamente, todos dependen en algún grado de las características particulares del escape, pero el éxito de todos depende del control preciso de la relación aire-combustible.
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- EGR